¿Preocupa a los adolescentes su reputación digital?

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Durante los doce años que dirigí en España el Centro de Seguridad para los Menores en Internet, dependiente del SIP de la Comisión Europea, pude escuchar en foros, jornadas, congresos y demás todo tipo de opiniones y afirmaciones. Algunas muy enriquecedoras, ciertamente, pero otras con poco fundamento. En ocasiones he escuchado afirmaciones que podrían resumirse de la siguiente manera: “Los adolescentes son unos inconscientes, que desconocen las implicaciones que tiene para ellos lo que cuelgan en Internet, o que directamente no les importa en absoluto”. Creo que es un buen momento y un buen sitio para ir aclarando algunas cuestiones sobre este tema.

Los adolescentes no sólo están preocupados por lo que los adultos denominamos “reputación digital”, sino que además están más preocupados que los propios adultos. Y esto es así por una razón que conocemos desde hace tiempo: la adolescencia es precisamente la etapa de desarrollo del ser humano en la que más importa la opinión de los demás. Es la etapa en la que más sensibles somos a las afirmaciones y comentarios que sobre nosotros hacen otras personas. Cualquiera que maneje conocimientos básicos de psicología infantil sabe que esto es así.

Cuando dos compañeros/as discuten y se “enfadan” en un mismo grupo de amigos, el tema se convierte en el trending topic dentro del grupo, y no hablarán de otra cosa durante días. Si a una adolescente no le llaman sus amigas para ir a un cumpleaños, sus padres vivirán en casa un verdadero drama. Si se produce una inesperada ruptura entre novios adolescentes… mejor ni pensarlo (¡!). Para los adolescentes sus iguales acaparan toda su atención, casi todos sus pensamientos y casi todo su tiempo. Cualquier padre o madre con un hijo/a adolescente podrá escribir un libro sobre esta cuestión.

Para los adolescentes, lo que digan, opinen y hagan sus amigos y conocidos con ellos es de máxima importancia. En la edad adulta esto no es así. Y la razón, al margen de todas las explicaciones que podamos dar desde el punto de vista de la Psicología, nos la da nuestro cerebro. Diversos estudios realizados con escáneres sobre adolescentes, ponen de manifiesto lo siguiente: las zonas del cerebro que se activan en un adolescente cuando es excluido del grupo por sus iguales, es la misma que se activa en caso de una amenaza a su vida o en una situación de falta de alimento (superviviencia). Es decir: los adolescentes perciben a nivel neuronal la exclusión del grupo de iguales como una amenaza a su propia existencia. Nada menos…

A partir de los 20 años de edad la importancia que le confieren a las opiniones de sus iguales se han situado ya a niveles propios de adulto, al igual que sucede con otras características propias de la adolescencia.

La pregunta que en todo caso deberíamos hacernos es:

¿Por qué razón un porcentaje importante de adolescentes facilita en Internet información sensible que puede llegar a perjudicarles?

Creo que esto sí es cierto: lo adolescentes cuelgan por norma general mucha información y muchas imágenes sobre su vida. Para algunos y algunas es como un verdadero diario que muestran a sus amigos o conocidos. Pero, NO es porque no les importe su reputación digital y lo que piense sobre ellos los demás. Es por todo lo contrario. Les importa tanto que utilizan esa información para conseguir más aceptación y en ocasiones popularidad. Es una concesión. Los adolescentes saben que están cediendo parte de su intimidad, en ocasiones una parte importante, pero lo hacen porque esperan obtener algo a cambio. Esperan un resultado. No es mero exhibicionismo. Cuanto mayor es nuestra integración en el grupo, mayor posibilidad de éxito tenemos en todos los aspectos: desde la posibilidad de encontrar pareja, hasta alguien que te pase los apuntes, pasando por la inestimable ayuda de los amigos cuando alguien amenaza con pegarte a la salida de clase.

Los adolescentes no son “una panda de inconscientes” como señalan algunos. La mayoría de ellos (no todos) ya saben que determinadas informaciones e imágenes son más sensibles o arriesgadas que otras. Cada día más, cuidan la privacidad de su perfil y no aceptan como amigo a cualquiera. Según van recibiendo más información del entorno, y según van teniendo más experiencias (buenas y malas), se van volviendo más cuidadosos y selectivos.

Pero insisto: la inmensa mayoría de ellos no son inconscientes. Saben que conducir un coche a determinada velocidad por una ciudad entraña un riesgo importante. Saben que beber alcohol les hace daño. Saben que subir determinadas fotografías va a dar lugar a comentarios: la misma foto que llevaría a tus padres a castigarte en caso de verla, puede aumentar tu popularidad entre tus amigos.

Y esto tampoco es una apreciación personal. Del mismo modo que sabemos que para los adolescentes la opinión de sus amigos es casi vital, sabemos también que su percepción del riesgo es similar a la de los adultos. Numerosos estudios lo ponen de manifiesto, y citaré uno de los mejores. Laurence Steinberg, profesor de Psicología de la Temple University, ha demostrado de diversas formas que los adolescentes emplean las mismas estrategias cognitivas básicas que los adultos, y por lo general resuelven sus problemas razonando con la misma habilidad. Ha comprobado que los jóvenes no corren muchos riesgos estando a solas, sino cuando están en compañía de sus amigos o iguales. Es decir, cuando esperan conseguir reconocimiento al hacer algo arriesgado. Tal y como señala Steinberg: “no corren más riesgos porque dejen de reconocer el peligro, sino porque dan más importancia a la recompensa”. 

Si queremos comprender porqué los adolescentes actúan de una u otra manera, y aplicar después dichos conocimientos para desarrollar estrategias adecuadas de prevención, hemos de dejar atrás arcaicos conceptos, prejuicios, tópicos y frases hechas, que no enriquecen en absoluto el debate. Los adolescentes no son inconscientes a los que no les preocupe en absoluto su reputación online. Todo lo contrario. Les preocupa tanto que están dispuestos a asumir determinados riesgos con tal de mejorar su nivel de aceptación, integración y éxito dentro de su grupo de iguales, que es lo que más les preocupa durante la etapa que están viviendo. Sencillamente.

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