El papel de las Redes Sociales en el desarrollo de la identidad de los adolescentes (Parte I)

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Las Redes Sociales en internet están jugando un papel mucho más importante de lo que normalmente se piensa en el desarrollo de la identidad de los propios menores. Y no sólo en el desarrollo de su identidad grupal, sino especialmente en el desarrollo de la identidad personal, aquella que les diferencia del resto y les permite mostrarse como seres únicos e irrepetibles.

Las Redes Sociales no son únicamente espacios en los que relacionarse, conocer gente y subir fotos. Están desempeñando un papel tan significativo como el de la propia escuela en cuanto al desarrollo de la identidad del menor. Esta se desarrolla y define en relación a los demás. La comparación constante y el establecimiento de semejanzas y diferencias con los otros, juega un papel fundamental. Un adolescente ni tan siquiera sabría si es alto o bajo si no pudiera compararse con sus semejantes. No puede llegar a considerarse gracioso o serio si no existe esa relación. Y, por supuesto: su nivel de aceptación, integración y éxito en las relaciones personales se determina dentro del grupo.

Hasta ahora, comenzado ya el siglo XXI, el menor definía su identidad fundamentalmente en el entorno escolar. Es el lugar en el que los adolescentes se relacionan, y donde interiorizan si son exitosos en las relaciones o no. Es donde un menor descubre que es tímido. O donde descubre que es un líder, o que resulta muy divertido, o que es un “pringao”. Esto ha hecho que las etiquetas y clasificaciones en la escuela hayan tenido un efecto demoledor entre no pocos niños y adolescentes. Algunos han tardado años en descubrir que no eran como pensaban, o como les habían hecho sentir compañeros del colegio. Porque cuando te dicen cientos de veces que eres de una manera determinada, puedes llegar a creértelo. Algunos, cuando han llegado a la universidad, han descubierto que muchas de sus buenas características habían sido ahogadas o tapadas por otros, o no habían sido reconocidas. Cuando desde edad temprana una niña o un niño es clasificado y etiquetado de una manera determinada, puede tardar toda una vida en superarlo. Un cambio de colegio, el paso al instituto o la entrada en la universidad, pueden suponer un auténtico cambio de vida para un adolescente.

Cuando dirigía la Línea de Ayuda sobre Acoso Escolar, recibíamos casi todos los días correos de niños y adolescentes que viven un infierno en sus centros educativos, muchas veces sin el conocimiento de sus padres y/o profesores. Leyendo sus correos verificamos el papel tan dramático que la opinión de los otros puede llegar a jugar en la vida de un menor. Recuerdo bien el caso de una niña machacada por dos compañeras que se reían y burlaban de ella a diario. La razón: llevaba el mismo chándal que el año anterior, y le quedaba corto de piernas y mangas. Estas niñas habían conseguido implicar a otras niñas y niños, que habían añadido a su vez calificativos como “payasa”, “ridícula” y otras lindezas. Con el paso de las semanas, otras compañeras que antes jugaban con ella dejaron de hacerlo para no ser señaladas como amigas de “la cutre”. Como consecuencia y durante todo el curso no fue invitada a un solo cumpleaños. Salía con un libro a los recreos porque nadie quería jugar con ella, y si alguien quería no se atrevía por miedo a la reacción de los demás. Pasó así un año y medio, hasta que su madre pudo observar ya un auténtico cuadro depresivo en la niña. Y todo comenzó por un chándal demasiado corto, que la madre no pudo cambiar porque su falta de recursos económicos no le permitió hacerlo. Una niña respetuosa, humilde y con buenas calificaciones, pasó de ir contenta al colegio a desarrollar una verdadera fobia en un año y medio. Comenzó incluso a suspender asignaturas para ver si así la dejaban tranquila…

Entre los 1.400 casos con los que trabajamos a lo largo de varios años, hay muchos bastante más duros, y algunos que no se pueden ni enunciar. Desde la “simple” rotura del material escolar del niño hasta las agresiones físicas, pasando por el chantaje o las amenazas a hermanos pequeños… El caso es que tras analizar tantas situaciones llegamos siempre a una conclusión muy clara: que el colegio sea el único sitio en el que un menor se relaciona, el único sitio en el que puede desarrollar su identidad y saber quién o cómo es respecto al grupo, NO ES CONVENIENTE. El menor debiera tener más de un círculo, más de un entorno, más situaciones en las que pudiera mostrarse como es, sin ser clasificado o etiquetado por cualquier cosa. Por supuesto, creo que la mayoría de los menores terminan su etapa escolar llenos de buenos recuerdos y habiendo desarrollado muchas de sus potencialidades. Con buenos amigos y amigas, y con un número asumible de malas experiencias, de las que también se aprende. Pero para otros niños y adolescentes, más de los que pensamos, la etapa escolar supone  un auténtico martirio. No voy a entrar en este artículo a analizar y valorar el sistema educativo actual, el tipo de aprendizaje al que da lugar, el tipo de relaciones que genera, etc. No es el momento ni el lugar. Pero sí quiero dejar claro, que es necesario que los niños se relacionen en otros entornos, además del escolar.

Y he aquí que llega internet. No es la solución a todos los males y problemas de la sociedad, de la educación o de las relaciones humanas (y quien así lo crea se estrellará en poco tiempo). Pero sí está contribuyendo de manera importante al desarrollo de la identidad de los menores, y en no pocos casos de forma determinante. Cuando trabajas con grupos de adolescentes escuchas cosas como: “en el tablón de mi perfil puedo escribir sobre lo que de verdad pienso y lo que de verdad siento…”, “hablamos de cosas de las que no puedes hablar en el cole porque se reirían de ti…”, “hay cosas que nunca diría cara a cara que me atrevo a decir en internet..”, “escribo en mi blog porque quiero que los demás sepan realmente como soy…”, “cuando alguien le da a like por algo que he escrito me siento increíblemente bien…”, y cientos de frases más que apuntan todas en la misma dirección.

En internet los adolescentes se muestran como son, encuentran un lugar donde hablar de lo que piensan y sienten, muestran rasgos de su personalidad que permanecen ocultos a los demás fuera de la red, y sobre todo experimentan con distintas posibilidades, ensayan y prueban. Esto, sumado a las horas diarias que le dedican a internet, supone al final una influencia importante sobre la forma en que construyen su identidad (por supuesto, más adelante hablaremos también de los riesgos que esto conlleva).

¿Se muestran como son…? o ¿se muestran como les gustaría ser?

No es tan sencillo: en muchas ocasiones no se muestran como son o como les gustaría ser, sino que buscan, experimentan y prueban incluso de forma inconsciente. Hacen o dicen algo de una forma, y si no funciona o no se produce la reacción que esperan modifican esa forma. Aprenden. Así aprendemos todos en tantísimas ocasiones a lo largo de la vida: prueba, error y nueva prueba. La verdad es que están equivocados quienes piensan que cada ser humano es de una manera y punto. Cualquier libro que usted encuentre publicado en estos últimos años, sea de autoayuda, de psicología o de neurociencias aplicadas, le dirá lo mismo: cambiamos física y psicológicamente de forma constante a lo largo de nuestra vida. No hay en su hígado actual una sola de las células que tenía al nacer, del mismo modo que usted ni piensa ni siente como cuando tenía 13 años, o 25, o 35… Y ¡Ay de aquel que no cambie! y que siga actuando, pensando o valorando las cosas como cuando tenía 13 años…

Para contestar a las preguntas que enunciaba, no me queda más remedio que hacerlo con otra pregunta: ¿¿¿Y qué más da??? Si algunos se muestran como no son aun, sino como les gustaría ser, eso es natural. Para llegar a ser algo lo mejor es quererlo, desearlo y pretenderlo antes. No solamente los psicólogos, sino incluso los entrenadores de los deportistas de élite dedican tiempo y esfuerzo a “visualizar” con sus deportistas lo que quieren conseguir, antes incluso de intentarlo. Has de creer las cosas que aún no son para que puedan llegar a ser. Si no crees que puedas llegar a saltar más alto, sencillamente no lo conseguirás. Si quieres ser médico pero no crees que puedas aprobar medicina, nunca serás médico. Y aun así no siempre lo lograrás (la tolerancia a la frustración también se entrena y se desarrolla con la práctica).

Es más, a aquellos que se preguntan: ¿No estarán los adolescentes inventándose a su propia personalidad? ¿No estarán creándose en internet una imagen en función de lo que les gusta a los demás?… Yo les contestaría de nuevo con otra pregunta: ¿¿Acaso no ha sido así siempre??… ¿realmente eso es nuevo… o negativo?  Veamos ejemplos cotidianos: ¿Cómo reacciona un niño cuando tras hacer una monería ve que sus padres se ríen? ¡La termina repitiendo una y otra vez! Antes habrá hecho otras cosas sin gracia, pero si descubre que una les gusta la repetirá hasta la extenuación. Si usted cuenta un chiste en una reunión y los presentes apenas esbozan una sonrisa por educación… ¿volverá a contar usted ese chiste en otra reunión con otros amigos? Seguramente no.

Para tratar este tema en profundidad, es necesario que nos liberemos primero de algunos prejuicios. En ocasiones tendemos a criticar situaciones que se producen en internet, que funcionan exactamente de la misma manera fuera de la Red. Tendemos a pensar que los adolescentes, por ejemplo, se inventan su identidad en internet. Y no es que se la inventen, es que la van creando. Y lo hacen exactamente igual que antes de que existiera internet. Aprovechan unas cualidades y otras no, experimentan, prueban y van buscando como encontrarse a gusto consigo mismos, al mismo tiempo que se integran en el grupo de iguales. Cambian, evolucionan, maduran… Ese es el proceso normal, dentro y fuera de la red. Recuerdo a una persona a quien le escuché decir que las redes sociales en internet sólo servían para cotillear, para ver cosas de los demás, exhibirse y hablar sobre unos y otros. Pues bien, acabo de releer un estudio de la Universidad de Oxford en el que se señala que en nuestra vida cotidiana (aunque no utilicemos internet): “pasamos el 65% de nuestro tiempo hablando sobre las cosas de los demás, y preferentemente sobre sus problemas o desgracias” (¡!) Es decir, la tendencia al cotilleo, a la observación de los demás, a la valoración y crítica sobre lo que hacen o lo que no hacen, no es algo propio de las redes sociales en internet… Es muy anterior. Es algo inherente al ser humano, y se reproducirá allí donde haya seres humanos relacionándose. Fuera de internet y dentro de internet. Pero, al margen de esto, debe quedar claro que observar a los demás y mostrarse en busca de aceptación o validación no es cuestión de “cotilleo” entre los adolescentes. Es ni más ni menos que una parte necesaria y muy importante del proceso de desarrollo de su identidad individual y también grupal.

En una segunda parte, analizaremos lo que realmente buscan los adolescentes al integrarse en una Red Social en internet, y las razones por las que lo hacen, con sus consecuencias positivas y negativas también.

Libro del autor: “Cariño, he conectado a los niños” ( www.guiasaluddigital.com )

3 comments

  1. ¡ Gracias por ayudarme a ampliar la posibilidad de conocer mejor a los adolescentes y compartir sus ilusiones e inquietudes!.
    Adelante siempre forjando vuestra identidad . EL FUTURO SERÁ ENSEGUIDA VUESTRO PRESENTE.

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