Las Redes Sociales y el desarrollo de la identidad de los menores (Parte II)

People Network

Como explicaba en el artículo anterior, las redes sociales están jugando un papel muy importante en el desarrollo de la identidad de muchos menores. Y no sólo las redes sociales clásicas como Facebook, o Tuenti en España, sino también las nuevas redes que se están creando a partir de la utilización de los sistemas de mensajería instantánea: WhatsApp, Line, Kik, FaceTime, Snapchat, WeChat y otras. La expansión y aceptación de estas últimas entre los adolescentes, está extendiéndose a la misma velocidad que comienzan a abandonar las redes sociales clásicas, como veremos en otro artículo.

Los más jóvenes las utilizan para desarrollar características propias, para probar y experimentar, para validarse ante el grupo, adquirir confianza, desarrollar vínculos, interiorizar normas no escritas… y también para ver y observar a los demás, aprender y contrastar ¡Etc!

Voy a resumir en seis los principales motivos que llevan a los adolescentes a dedicar una buena parte de su tiempo a las relaciones que establecen o MANTIENEN en las redes sociales online. Se trata de lo que podríamos denominar sus “objetivos identitarios”. Hay que señalar que muchas veces no son conscientes de sus propias motivaciones, y precisamente por esa razón es un ejercicio muy bonito e instructivo hablar y profundizar con ellos sobre esta cuestión, tanto en las familias como en el aula. El simple hecho de pararse a pensarlo les hace descubrir muchas de sus motivaciones y verdaderos intereses. Es decir: reflexionar con ellos sobre esta cuestión.

  1. CLARIFICAR, ACEPTAR Y EXPLICAR LO QUE SIENTEN Y PIENSAN

Esta es una de las principales razones por las que los adolescentes participan en las redes sociales online. Cuando alguien habla sobre sí mismo o sobre lo que piensa, tiene que analizarse y reflexionar… Hay muchas personas que dedican una buena parte de su tiempo a reflexionar sobre los demás, analizar e incluso juzgar lo que otros hacen, pero muy pocos dedican tiempo a realizar esa misma reflexión sobre sí mismos. Y es una pena, porque ayuda mucho a entender las propias motivaciones que nos llevan a cada uno de nosotros a actuar de una forma determinada, y de las que con frecuencia no somos conscientes.

Este proceso juega un papel mucho más importante de lo que pensamos. Cuando un adolescente escribe algo que le ha sucedido, y especialmente si es algo que le ha impactado, que le ha hecho daño o que le molesta, realiza un triple proceso mental. Es algo parecido a lo que hacen muchas personas que quedan con un amigo, o con su pareja o un familiar, para “desahogarse”. Son frecuentes expresiones como: “perdona que te haya echado esta charla, pero es que necesitaba desahogarme…” o “gracias por escucharme… necesitaba contarlo”. Y ciertamente en muchas ocasiones no nos importa demasiado que la otra persona nos dé su opinión o no, sino simplemente que nos escuche contarlo. Esa es también una de las muchas funciones que puede cumplir un buen psicólogo. Son muchas las personas que valoran lo que es hablar con alguien que “sabe escuchar”, independientemente del feedback que luego les dé…

Pues bien, como decía, cuando un adolescente narra algo que le ha sucedido, realiza un triple proceso mental:

a) Organiza la información. Así es, nuestros pensamientos y recuerdos sobre algo que nos ha sucedido no suelen estar perfectamente estructurados y organizados. Nuestro cerebro mezclará la experiencia con otras experiencias similares que hayamos podido tener (en busca de una norma o una conclusión general). Inventará detalles o los cambiará de sitio, ilustrará y seguramente magnificará. O puede mezclar nuestra experiencia con la experiencia que hayamos escuchado de otros. Sin embargo, cuando narramos algo que hemos vivido, cuando tenemos que traducirlo a palabras y comunicarlo a otras personas que no lo han presenciado, organizamos esa información. Verbalizarla es muy importante, porque ayuda a “limpiar la información”. Es decir, en ese proceso quitamos muchos adornos, medias verdades e impresiones que sabemos que no son objetivas. Si no hacemos esto, nuestro cerebro no dejará de “darle vueltas” a lo sucedido. Lo irá modificando, magnificando e ilustrando hasta desvirtuarlo. Contarlo es pues muy importante, nos permite organizar la información y limpiarla.

b) Sitúa la información en su contexto temporal. Es decir, la convierte en PASADO. Cuando mantenemos vivo en nuestro cerebro algo que ya ha sucedido, cuando no dejamos de darle vueltas o cuando lo convertimos en un pensamiento recurrente, lo mantenemos vigente: PRESENTE. Nuestro cerebro no interpreta que deba asumirlo como algo que forma parte del pasado, no recibe la orden de convertirlo en un recuerdo (por explicarlo de una forma gráfica). Lo mantiene vivo ¡y puede irse haciendo cada vez más grande! Sin embargo, cuando verbalizamos lo que “sucedió”, o “lo que me dijo”, cuando se lo contamos a alguien, estamos convirtiendo los hechos en PASADO. Al utilizar los tiempos verbales pretéritos para contarlo, nuestro cerebro interpreta con claridad en qué contexto temporal debe almacenar esa información. Ya no es necesario que esté todo el tiempo presente y activa, sino que pasa a considerarse realmente un RECUERDO. Este paso, del “presente” al “recuerdo”, es muy importante para nuestra salud mental.

c) Asimila la información. Asimilar e interiorizar información es un proceso. Cuando ordenamos la información, y la asumimos después como pasado convirtiéndola en un recuerdo, asimilamos finalmente lo sucedido. Asimilar implica comprender lo que se ha aprendido e incorporarlo a nuestros conocimientos y vivencias útiles. Eso no quiere decir que dichos recuerdos no puedan dolernos o hacernos daño, pero se moverán en otra esfera. La asimilación es el final de todo el proceso, y es también fundamental para nuestra salud mental.

Los perfiles de los adolescentes en las redes sociales online, o los blogs que crean, juegan un papel fundamental a la hora de CLARIFICAR, EXPLICAR Y ACEPTAR LO QUE SIENTEN Y PIENSAN. Sus perfiles funcionan como auténticos diarios. Y la verdadera razón por la que muchos niños, adolescentes y también adultos han escrito diarios a lo largo de los tiempos, es precisamente la que enunciamos aquí: escribir lo que les sucede, lo que piensan o sienten, para poder organizarlo, situarlo y llegar a asumirlo. En definitiva: comprenderlo e incorporarlo a nuestro conocimiento. Esto nos permitirá sacar nuestras propias conclusiones, anticiparnos a otras situaciones similares que pueden llegar, impedir que una mala experiencia se repita o, por el contrario, aprender a identificar nuevas experiencias satisfactorias.

No es una exageración decir que los perfiles en las redes sociales o los blogs de muchos adolescentes, al igual que los diarios personales, pueden tener un efecto casi terapéutico. En resumen: contar en su red social sus vivencias, implica un verdadero ejercicio de introspección que les ayuda a descubrir las motivaciones que subyacen a su conducta y configurar la propia identidad.

Así mismo, y como veremos en el siguiente artículo, sus perfiles en las redes sociales también les sirven para RECIBIR VALIDACIÓN SOCIAL, INTERIORIZAR NORMAS SOCIALES Y DE RELACIÓN, ADQUIRIR CONTROL SOBRE SÍ MISMOS, REFORZAR Y CREAR VÍNCULOS y, finalmente, multiplicar sus POSIBILIDADES DE ALCANZAR EL ÉXITO SOCIAL O LABORAL.

Y como señalaremos después, esta moneda también tiene dos caras…

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