Todos reconocemos fácilmente las mismas escenas: un niño se pone nervioso cuando estamos esperando turno, o en el restaurante al que hemos ido a comer, o en la consulta del médico, o en cualquier otro sitio. La primera reacción de muchos progenitores es sacar el smartphone y ponerlo en sus manos. En casa la tablet es utilizada de la misma manera en desayunos, cenas, meriendas y hasta las comidas. Pues bien, ahora sabemos que esta no es solo una forma de malcriar a un niño, o hacerle dependiente de un estímulo externo nada recomendable muchas veces, para calmar su intranquilidad o para mantenerlo entretenido y sin molestar a los demás. Esto tiene además preocupantes consecuencias en su desarrollo, y no solo dificultando su tolerancia a la frustración.
Esta práctica de algunos progenitores repercute en el futuro autocontrol cognitivo de sus hijos y en su autorregulación emocional.
Un estudio que acaba de publicarse en la revista de pediatría: JAMA Pediatrics, y realizado por investigadores de la Universidad de Michigan durante un año y medio con más de 400 familias, ha profundizado en la frecuencia con la que los progenitores emplean los dispositivos móviles para calmar a sus hijos, y sus posibles repercusiones (*).
Los resultados ponen de manifiesto que los niños/as que sufren esta práctica presentan más problemas en la autorregulación emocional y en el control del comportamiento. A los pocos meses se observó un aumento progresivo de reacciones emocionales alteradas en los niños más expuestos a los dispositivos. Este efecto se observa aún más marcado entre los varones y entre aquellos con hiperactividad, impulsividad y un fuerte temperamento.
Si bien es cierto que un niño/a se calma cuando ponemos en sus manos uno de estos dispositivos ante una situación que le incomoda, se trata solo de un parche momentáneo que no es inofensivo y tiene consecuencias a corto plazo. Los niños no están aprendiendo en estos casos verdaderas estrategias para aprender a regular sus emociones, sino que se van haciendo dependientes de herramientas externas que con el paso del tiempo pueden generar más problemas.
Conviene aclarar también que no estamos hablando del uso ocasional y bien regulado de la tecnología, sino de esa tendencia a intentar calmar a los niños poniendo en sus manos una herramienta digital.
Más información sobre el estudio:
GUÍA SOBRE GESTIÓN EMOCIONAL EN ENTORNOS DIGITALES, para adolescentes:
http://www.entornoescolar.com/guiage/
(*) «Longitudinal associations between use of mobile devices for calming and emotional reactivity and executive functioning in children aged 3 to 5 years»; Jenny Radesky et al. en JAMA Pediatrics, publicado en línea, 12 de diciembre de 2022.